Una semana intensa para el mundo del arte en la capital. Sin casi tiempo para respirar, muchos de nosotros pasamos días de un lado a otro viendo obras del arte, tomando numerosos cafés con compañeros y amigos, e intentando retener todo aquello que pasa a nuestro alrededor.
Entre todos los eventos apuntados en el calendario, este año destaca Drawing Room, una feria dedicada al dibujo que cumple ya dos años. ¡Un placer para aquellos que adoran el dibujo tanto como yo! Su directora, Mónica Álvarez, contesta hoy a nuestras preguntas sobre el nacimiento, la importancia y el desarrollo de este evento.
Empecemos con algo fuerte: ¿cómo
ves el panorama artístico en nuestro país en general? ¿Crees que el arte tiene
suficiente fuerza y valor en España?
En el
aspecto creativo los artistas españoles no han dejado en ningún momento de
producir trabajos excelentes; de eso podemos estar orgullosos. Respecto al
sistema de promoción y difusión, creo que las galerías están recuperándose. Por
otro lado hay muchas iniciativas independientes y trabajos más institucionales
muy buenos que dan nuevos aires y hacen muy interesante al panorama artístico.
Y dentro de
este panorama, ¿crees que el dibujo es un medio suficientemente valorado dentro
de nuestras fronteras?
El dibujo siempre ha contado con entusiastas porque, por un lado, es una
acción primigenia que se relaciona con la huella que nuestro cuerpo provoca en
el mundo, al igual que los aviones dejan estela o un niño deja la marca de sus
manos en la nieve, y por otro, es la primera forma de acceder al arte. Aún así
hay una opinión extendida entre los expertos sobre el olvido histórico del
dibujo en los museos y colecciones españolas que explica el momento actual de
revisión de este soporte por parte de instituciones importantes como el Museo
del Prado o la Fundación Botín.
Eres
responsable de la feria Drawing Room. ¿Por qué decidisteis
crear esta feria?
Vi la
necesidad de revisar las diferentes prácticas actuales del dibujo a partir de variadas
tradiciones culturales. Por eso en cada edición realizamos un acercamiento a un
país distinto. Por otro lado el dibujo requiere una apreciación lenta, que
valora mucho el público interesado en las artes. Todo esto requiere un espacio
propio.
¿Qué crees
que aporta al panorama nacional, saturado con tantas ferias, un evento cultural
como este?
La
diferencia más importante es la especialización en nuevas prácticas
dibujísticas con la que no cuentan las demás ferias. Además tenemos un concepto
de “salón”. Una muestra que presenta a los artistas con una cierta profundidad
en un formato reducido es muy agradable de visitar para el público interesado
en arte de todas las épocas. Sin duda este concepto levanta la curiosidad del
espectador.
Este año
celebráis ya la segunda edición. ¿Cómo evaluáis la primera, celebrada hace ya un
año?
La primera
edición salió mucho mejor de lo que yo hubiera podido soñar. Pero aun así,
quedó pendiente conseguir apoyo institucional. Seguimos trabajando con los
responsables públicos para que apoyen iniciativas como ésta.
Para la
organización de ambas ediciones habéis trabajado junto con un comité
curatorial, a la que se ha unido este año profesionales de la talla de Elsy
Lahner e Inmaculada Corcho. ¿Cómo trabaja este comité y cuál es su función?
El comité
curatorial de Drawing Room lo integra un grupo de expertos del que estoy muy
orgullosa. Actúa de dos maneras en la feria: por un lado, nos ayuda a
detectar a los artistas más interesantes y, por otro, asesora en la selección
final, consiguiendo así que la feria tenga un carácter propio. Este año hemos
aceptado a 21 galerías, la mitad de las que se presentaban.
Y a la hora de seleccionar a los
participantes, ¿cuáles han sido los criterios básicos este año?
Hay dos
criterios generales: nos interesa la práctica dibujística en los artistas
emergentes, en los que el dibujo suele ser el objeto final, relacionado con
otros soportes; y el dibujo como campo de reflexión en los artistas de media
carrera (pintores, escultores, cineastas, fotógrafos, etc.) que lo utilizan
mucho en la fase de proyecto, para pensar o incluso como divertimento.
Seleccionamos
con la idea de que la muestra en su conjunto sea diversa y hasta cierto punto
sorprendente.
Uno de los
objetivos en los que está trabajando actualmente es en internacionalizar la feria.
De hecho ya se está preparando primeras ediciones en Turín y Lisboa. ¿Por qué
ese interés en llevar este evento a otros lugares? ¿No supone un considerable
riesgo en todos los sentidos cuando la feria lleva tan poco abierta?
Llevar a
cabo Drawing Room a estas dos ciudades sería bueno en todos los sentidos.
Tenemos muchas relaciones de trabajo con Italia y Portugal y creemos que hay
espacio para nuestro modelo porque los artistas italianos y portugueses están
dibujando mucho. Además, los galeristas podrían beneficiarse de un circuito que
amplía su red de clientes. No está totalmente cerrado, pero prevemos abrir en
Turín a finales de 2017 y Lisboa en 2018.
Y para
terminar, ¿cómo ves el futuro? ¿Crees que será prometedor?
Es muy prometedor, las nuevas tecnologías no anulan a las
anteriores, sino que se complementan y desarrollan nuestra avidez por el
conocimiento en general, incluyendo a todo lo que nos devuelve a nuestros
orígenes.
¡Muchas gracias Mónica!
Si queréis más información sobre esta feria,
visitad su página web:
http://drawingroom.es
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