Artículo publicado en LABlog, blog de bloggers de LABoral.
1. RESUMEN.
La mina y su sonido es una iniciativa con la cual se pretende revalorizar la importancia
de los murmullos, los ruidos, los ecos. En este artículo, definimos este
proyecto y hablamos con alguno de los participantes.
Foto de Juanjo Palacios.
2. INTRODUCCIÓN.
Hace solo unas cuantas semanas, varios amigos nos planteamos una pregunta
bastante curiosa (y algo sombría): si perdiéramos alguno de los sentidos, ¿cuál
de ellos preferiríamos no tener, la vista o el oído? Casi todos contestamos lo
mismo: elegiríamos ver a oír, aunque esto nos privara de disfrutar de aspectos
tan esenciales como la música.
Creo que la razón para esta elección es sencilla. La sociedad actual
está demasiado influenciada por la cultura visual: estamos acostumbrados a ver,
observar o mirar y nos fiamos de lo que nuestros ojos nos transmiten. Pero a la
hora de enfrentarnos a los sonidos, nos sentimos indefensos si no existe apoyo
visual… Gozamos de poca memoria sonora y tenemos miedo cuando escuchamos un
sonido desconocido que no sabemos de donde proviene.
Quizás con la intención de dar más valor al sentido del oído, el año
pasado se celebró la primera edición de El arte y su sonido. A través de esta
iniciativa se invitó a varios artistas a que realizaran un retrato sonoro del
centro LABoral cuando sus salas estaban abiertas durante la exposición de arte
sonoro Visualizar el sonido. Estos
registraron no solamente los ecos, murmullos y rumores cotidianos de la
institución, sino también los sonidos que surgían de las obras presentes en la
muestra. Las piezas finales no fueron expuestas pero quedaron como un documento
sonoro digno de escuchar.
Tras el éxito
de la primera edición, este año se ha querido repetir la iniciativa pero, en
este caso, bajo el título La mina y su
sonido: los cuatro artistas participantes han querido alejarse del centro
cultural para visitar lugares con gran tradición en Asturias, los pozos
mineros. Buscan componer piezas con sonidos grabados en las propias minas y en
entorno, piezas que serán expuestas en la exposición Aprendiendo de las cuencas.
Para conocer
este proyecto más a fondo, he querido aprovechar la oportunidad de entrevistar
a algunas de las personas involucradas y así conocer su opinión. Espero que
disfrutéis.
3. ENTREVISTA A JOSÉ MANUEL COSTA.
Costa (Madrid, 1949) es un critico y comisario de artes visuales y sonoras.
Comenzó su carrera en programas radiofónicos y desde entonces ha organizado
importantes exposiciones y ha colaborado con numerosas publicaciones
especializadas.
Gracias a su
gran interés por el arte sonoro, ha sido el coordinador de las dos ediciones de
este proyecto junto con Juanjo Palacios. Os aconsejo leer y disfrutar.
Estamos en un mundo en el cual la vista domina nuestros sentidos. Ante esta
situación, ¿qué pasa con el sonido?
Creo que podemos empezar por negar la mayor: seamos o no conscientes, el
sonido (natural o -las más de las veces artificial-) es mucho más omnipresente
que la imagen. Desde que hace más de cien años se introdujo la reproducibilidad
del sonido, este no ha hecho más que ir ocupando espacios que van desde el
despertar con una radio a estar todo el día inmersos en sonidos o ruidos.
Pienso que, por la mera fuerza de los hechos, somos cada día más conscientes de
ello.
Este proyecto apoya la creación de obras que pueden estar dentro del género
del soundscape. ¿Cómo definirías este
término a aquellos que lo escuchan por primera vez?
El termino soundscape lo utiliza R. Murray Shafer a principios de los años setenta. Y es muy fácil de explicar: un soundscape es simplemente un paisaje sonoro. Por lo general, es un destilado de muchas horas de grabación en una localización más o menos limitada (una habitación, un pequeño valle) o muy extensa (una ciudad entera, el curso de un rio como el Danubio). Ese material se monta luego siguiendo determinados criterios, que pueden variar pero en general tienden a crear un ambiente o un discurrir sonoro basado en el originario.
El año pasado se realizó la primera edición. ¿Cómo surgió la idea?
El arte y su sonido comenzó como un taller, pero muy rápidamente se transformó en proyecto. La posibilidad de grabar el sonido de un centro de arte cuando este se encuentra sónicamente activado por una exposición de arte sonoro y la calidad profesional y artística de quienes se apuntaron elevaron un poco la ambición de El arte y su sonido. En efecto, las cuatro piezas finales que constituyen el proyecto, así como las remezclas que enviaron posteriormente mucho de los mejores músicos españoles, confirmaron que esta aproximación fue adecuada.
¿Cómo fue la experiencia durante esa primera edición?
Fantástica, debo decirlo. Tuvimos reuniones bastante largas donde se
sentaron las bases y el marco del trabajo, se colgó absolutamente todo en el
Blog del proyecto y la cooperación entre los diferentes artistas fue total. Fue
una muestra de que se pueden lograr grandes resultados con medios muy limitados
pero con una hoja de ruta clara, discutida y asumida por unos participantes que
actúan con entusiasmo, sensibilidad e inteligencia.
Esta año se repite la actividad pero esta vez se cambia de lugar. ¿Por qué se eligió visitar yacimientos mineros este año?
El arte y su sonido tuvo lugar
coincidiendo con la exposición Visualizar
el sonido. No era la intención principal, pero la idea también
funcionó como un complemento a la exposición. Este año se nos planteó trabajar
a partir del proyecto expositivo Aprendiendo
de las cuencas. Y la verdad es que no hizo falta pensarlo mucho: la mina y
su entorno ofrecen posibilidades enormes en el campo de lo sonoro. Podríamos
decir que, si no hubiera existido Aprendiendo
de las cuencas, la mina era uno de los primeros temas que habríamos
abordado.
¿Cuáles son los objetivos principales este año?
Tratar de captar el sonido de y en torno a cuatro minas, de muy diferentes
características y de las cuales dos funcionan y dos están cerradas. El
resultado final será un CD con cuatro piezas que dejan oír las cuatro minas más
cuatro instalaciones sonoras en el seno de Aprendiendo de las cuencas.
¿Cómo elegisteis a los artistas que participan?
Asturias es uno de los lugares de España, junto quizás a Galicia con mayor
actividad en este terreno del paisaje sonoro. En esta edición permanecen dos de
los artistas de El arte y su sonido
(Mind Revolution y Oscar Ávila) y se han sumado otro músico asturiano (Daniel
Romero) y a uno de los más interesantes fonografístas españoles (Edu Comelles,
que actualmente vive en Valencia).
¿Existen algunas normas o reglas que estos deben seguir a la hora de
realizar sus piezas?
Sí, muy simples y acordadas por todos.
A) Las grabaciones en sí no deben ser alteradas mediante filtros u otros
tratamientos. Lo que hay es lo que sonaba.
B) Cada artista es libre de organizar esas grabaciones dentro de su
composición de 15’. Cada una de las piezas tiene sentido en sí misma, pero
también como parte de un trabajo común.
¿Queréis continuar esta iniciativa en el futuro?
Sería magnífico. Aún
quedan en Asturias (y otros lugares de España) muchos temas que tratar desde
este punto de vista, desde el puerto a la fábrica pasando por las mismas
ciudades, la fiesta…
4. ENTREVISTA AL COLECTIVO ARTÍSTICO MIND REVOLUTION.
Tras José
Manuel Costa, creo que también es fundamental conocer la opinión de alguno de
los artistas que participan este año en el proyecto. Entre todos los
participantes, podemos destacar al colectivo Mind Revolution, formado por
Eugenia Tejón y Ángel González en 2010 con la intención de explorar nuevos
espacios sonoros.
Foto cedida por Mind Revolution.
Estamos en un momento en el cual la
vista domina nuestros sentidos, ¿qué importancia dais al sonido?
En
un mundo dominado por la imagen y que va a toda velocidad, el sonido, y en
consecuencia el arte sonoro, necesita una dedicación especial y una escucha
atenta, necesita tiempo. Es otra forma de ver el mundo y un estilo de vida.
Por
otra parte, en cuanto a las exposiciones, el sonido casi siempre ha estado en
un segundo plano asumiendo un papel de creación de ambientes o como complemento
narrativo o descriptivo de la imagen. Sin embargo, con La mina y su sonido la intención es que las piezas sonoras que
forman parte de la exposición tengan un carácter independiente como obras de
arte sonoro. Al mismo tiempo representan un elemento más del trabajo de
investigación sobre el paisaje cultural de las cuencas asturianas, que es el
objetivo de este trabajo.
¿Cómo os animasteis a participar en
esta iniciativa?
Nuestra colaboración
anterior con el proyecto El arte y su
sonido supuso una experiencia muy enriquecedora. La idea de José Manuel
Costa y Juanjo Palacios de crear un espacio sonoro en torno a los sonidos que
se producen en las exposiciones nos pareció una iniciativa necesaria en un centro
de arte. El hecho de que nos hayan invitado a participar en ambas ediciones ha
marcado nuestra identidad como grupo ya que la fonografía ha pasado a ser un
elemento esencial en nuestras composiciones y conciertos.
Foto cedida por Mind Revolution.
En esta edición, se pidió a diversos
artistas recoger sonidos de varias minas. ¿Qué interés veis vosotros en estos
lugares?
El que los dos
miembros del grupo hayamos nacido en las cuencas mineras hace que nos interese
especialmente el aspecto histórico del momento que estamos reflejando. Estamos
grabando unos sonidos que recogen una forma de vida en extinción y que supuso
uno de los hechos más importantes en la historia de Asturias. Cada día que
dedicamos a este trabajo no podemos evitar una sensación de tristeza ante la
pérdida de un mundo que nos ha tocado vivir muy de cerca.
En cuanto al
interés artístico, este trabajo se enmarca dentro del proyecto Aprendiendo de las Cuencas que a partir
de septiembre mostrará en LABoral la forma en que confluyen y se relacionan
diferentes paisajes en esta zona de Asturias. Los comisarios han seleccionado
cuatro pozos mineros de modo que cada uno de ellos representa uno de estos
paisajes. La mina es el símbolo más emblemático de las Cuencas y era lógico que
estuviera presente no sólo desde el punto de vista arquitectónico y visual sino
también sonoro. Sin embargo, será posiblemente un elemento de sorpresa ya que
el sonido que todos imaginamos que debe de haber en una mina no es lo que en
realidad nos estamos encontrando teniendo en cuenta el estado de
desmantelamiento y cierre que está teniendo lugar.
¿Por qué elegisteis el Pozo Candín?
Los
pozos fueron asignados a los artistas a partir de unas visitas de
reconocimiento al principio del proyecto. Personalmente, este pozo nos interesa
por varias razones: por una cuestión sentimental, ya que Ángel es de la zona, y
por la gran variedad de matices y timbres que apreciamos desde el primer
momento. El Pozo Candín representa el paisaje urbano, ya que está en pleno
barrio de Vega en La Felguera, pero también ofrece una gran riqueza natural y
rural además de los sonidos industriales de una empresa cercana, del tren que
pasa periódicamente o de la parte humana de la gente que vive en el barrio y en
las viviendas sociales que están en la propia boca de mina.
Foto cedida por Mind Revolution.
¿Cómo ha sido el proceso de realización
de vuestra grabación?
Iniciamos la
grabación en mayo y todavía seguimos en ello, si bien ya hemos iniciado la fase
de composición. Aprovechando que estamos habitualmente por la zona, hemos ido
recogiendo las grabaciones de campo poco a poco, dando lugar a un proceso lento
y relajado. Paseamos, escuchamos y decidimos cuáles son los sonidos que
identifican el lugar y lo hacen diferente al resto.
¿Con qué problemas os habéis encontrado
durante el proceso de creación?
En realidad más
que de problemas, deberíamos hablar de sorpresas, de sonidos inesperados
producidos por la meteorología o por imprevistos, como alarmas que suenan
cuando esperas grabar otras cosas o personas que te hablan cuando estás
realizando un toma única e irrepetible. Quizás la máxima dificultad se produce
cuando intentamos grabar las conversaciones casuales de la gente en la calle;
si ven el micrófono todo se vuelve silencio.
Por último, ¿qué pretendéis que experimente
el espectador ante vuestra obra?
Nuestra
pretensión sería la de despertar el interés por el arte sonoro como expresión
artística al mismo nivel que otras disciplinas y que la escucha de la obra
produzca en el espectador una experiencia sensitiva evocadora y placentera.
Tras estas
líneas, sólo nos falta cruzar los dedos y esperar que los próximos años se
repita esta actividad y así destacar la importancia de los sonidos que nos
rodean.
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